El 10 de octubre a las 3:30 de la mañana nos levantamos para
oír la Santa Misa, que fue a las 4:00; esto fue en la Capilla
de la Escuela Apostólica, pues desde el día 3 salimos
todos los profesos de la Casa del Noviciado. Así pues, a las
5:00 nos desayunamos; ya esperaba un camión en la puerta para
salir a tomar el tren que nos llevaría a Veracruz.
A las 7:15 salio el tren de la estación de la Villa de Guadalupe,
en el que iba mucha gente, pero poco a poco se fue desocupando. El
camino de México a Veracruz es muy pintoresco, mis recuerdos
para ustedes no pasaban, pues los tengo siempre presentes; a las 7:00
de la noche llegamos a Veracruz; ya estaba nuestro amado Padre Félix,
que había desembarcado el día anterior; estaba en una
casa particular; unas Madres Josefinas nos dieron la asistencia los
días que pasamos allí. después de haber saludado
a Nuestro Padre nos dieron de cenar, hacia un calor muy fuerte y así
pasamos los días 11, 12 y 13 hasta medio día, que salio
el buque. Los que íbamos a Roma fuimos 10 (3 Padres, 5 Hermanos
Estudiantes y 2 Hermanos Coadjutores).
El día 11 estuvimos arreglando nuestros pasaportes
en las oficinas de migración, y no fue posible terminar por
tener que sacar más fotografías; y el día 12
a las 12:00 del día ya por fin estaba todo arreglado. Yo,
por la tarde, fui para la aduana a que subieran todas las petacas,
y cuando por primera vez subí a un buque, que se siente una
impresión rara, una cosa como que no se cree; ya reconocí
mi camarote; salí y fui a la casa, rezamos el rosario todos
juntos y después cenamos y a dormir, última noche
que pasábamos en tierra mexicana.
El día 13 nos levantamos como de costumbre; los Padres dijeron
sus Misas, después desayuno y preparar para irnos a embarcar,
que lo teníamos que hacer a las 10:00 de la mañana;
así que salimos de la casa a esa hora. Subimos al gran buque;
después nos pusimos en el puente para despedirnos por última
vez de México.
Poco tiempo después llamaron a comer; al comenzar a moverse
el buque, es decir, al desanclar, es muy lento, poco a poco, pues
por el tamaño no es fácil que luego corra como un
auto; pero a poco tiempo si se siente la velocidad; después
de comer volvimos al puente de arriba. ¡Oh, que hermoso! el
agua toma el color del cielo de tal suerte que en el puerto el color
del agua es verde y así es toda el agua del mar; y luego
que sale, y si el cielo esta limpio, se ve azul, pero no un azul
conocido; es un azul hermosísimo.
Ya por terminar la tarde todos los Padres y mis hermanos nos fuimos
a ver la puesta del sol por la popa del buque, es decir, por detrás;
toda la tarde fue de contemplar la grandeza de Dios y la hermosura
del mar; luego fue la cena, que eran las 7:00; después de
cenar volvimos al puente y en la parte de popa, pero en el segundo
puente, rezamos el rosario; como íbamos solos en esa parte,
cantaron los misterios y la letanía; luego a dormir; el mar
muy tranquilo, dormí bien. El ruido del vapor y del agua
hacen una impresión que no puede uno menos de pensar en Dios.
Al día siguiente, a las 5:30, me levante, fui al salón
para ayudar la Misa que dijo el R.P. Félix María Álvarez,
M.Sp.S. y luego dijeron los otros Padres; todo el día fue
lo mismo que el anterior.
El día 15, ya como a las 11:00, empezamos a ver tierra, pues
ya llegábamos a la Habana; después de comer salimos,
y a poco vimos el puerto. Como a las 3:00 llegamos, pero como tardan
algo para anclar, no pudimos salir sino hasta después de
las cuatro. Allí esta un Padre de los nuestros (el P Manuel
Serra, M.Sp.S.) y nos esperaba. Bajamos, tomamos una lancha para
salir a la ciudad, allí tomamos un auto, nos llevo por todo
lo principal: tiene bonitos paseos y grandes. El recorrido duro
como dos horas y por fin llegamos a la Parroquia donde vive el P
Serra, y a la casa anexa; nos dio de cenar y volvimos al buque para
dormir.
El día 16, por la mañana Misa, pues todos los días
la decían los tres padres uno después de otro. Todo
el día lo pasamos en el puerto hasta las 5:00 de la tarde,
en que debía salir el buque. No fue fastidioso, porque como
es puerto de movimiento, se divierte uno viendo salir barcos mercantes,
lanchas, buques. A las 5:00 salimos de la Habana, en el momento
en que llovía fuerte; por lo pronto no se vela nada; después
si vimos los edificios y parques que hermosean a la ciudad. Luego,
a poco, entramos en el canal de la Florida, y desde luego se sintió
el movimiento del buque más fuerte.
Hoy, domingo 17, la Misa del R. Edmundo Iturbide, M.Sp.S. a las
9:00, a la que asistían la mayoría de los pasajeros.
La orquesta que iba en el buque estuvo tocando a la hora de la Misa,
después ya me sentí un poco
mal: ese movimiento no muy agradable, pero no fue cosa.
Ya después de unos tres días, estuve bien el martes.
El jueves eran como las tres de la tarde, el buque se movía
mucho, yo estaba en el puente viendo como, a pesar de tener el buque
tanto peso por la carga, y en si, el mismo buque de 15,000 toneladas,
jugaban las olas con él, pues de la parte de adelante se
inclinaba como 7 metros, y el agua de las olas bañaba la
cubierta; se sentía como si se meciera en un columpio, y
es un poco imponente, pues parece que se va a hundir; y luego se
piensa que fuera de todos si Dios nos abandonara, y a pesar de todo,
esa fe alienta y da tranquilidad; el agua da algunos matices con
la luz y la espuma de las olas que pegan por los costados del buque;
es un ruido constante el de las olas y buque; ya los demás
días pasaron bien.
El día 26 por la noche llegamos a la Coruña; serian
como las 11:00. Yo desperté y se veían las luces del
puerto y de la ciudad muy bien: las vela desde mi camarote: la orquesta
del buque tocaba sobre la cubierta, y el primer pensamiento fue
para México, mi Patria, e hice una suplica por todos los
seres queridos.
El 27 de octubre amaneció muy nublado, fui, como de costumbre,
al salón donde decían las Misas, ayude una y oí
las otras dos. No bajamos porque a las 10:00 salía para Santander
para llegar ese mismo día por la noche. El día 28
llegamos a Santander; lo primero que me pareció fue como
un nacimiento; pues las casas son de 3 y 5 pisos; las puertas y
las ventanas no son muy grandes, y como esta entre unas lomas se
ve bien y por eso se veía como casas de nacimiento.