3. Practica de las virtudes fundamentales de la vida cristiana
Habiendo quitado los mayores obstáculos del camino espiritual,
el Espíritu Santo inspira al alma la practica de todas las
virtudes cristianas; especialmente insiste en las mas necesarias según
la vocación de la persona. Es notable como le inspiraba a Alfonso
ciertas virtudes que después le fueron utilisimas: a) la humildad,
b) la abnegación, c) las virtudes teologales y d) las virtudes
propias del religioso.
Presentamos aquí cuatro apartados de virtudes según
la intima revelación del alma de Alfonso en sus cartas de Dirección
Espiritual al P Félix. en el capítulo XIV, en cambio,
hablaremos de las mismas virtudes, pero según lo que velamos
los que convivíamos con el.
a) Humildad
Fue un rasgo característico suyo, pero nunca se dio cuenta
de que poseía esta virtud: Alfonso decía que carecía
en absoluto de Humildad:
¡Si viera como soy interiormente! me tomo
mucho de los beneficios que Dios me concede, aprovechándome
como si de mi dependieran, soy soberbio; por mas que quiero ser humilde
no puedo, si exteriormente manifiesto algo, mi juicio no quiere doblegarse,
por mas luchas que hago siempre queda como una espina que no me deja
estar en paz. Dígame, ¿que
hago para despreciarme?
El Espíritu Santo le dio muchas luces acerca del papel importantísimo
que la humildad iba a jugar en su vida espiritual y por eso Alfonso
la pide con insistencia:
¡Cuanto puede santificarse un Religioso como
Coadjutor, cuantas veces al día puede humillarse sin ser humillado!
Amado Padre, pida mucho por mi para que alcance la verdadera virtud
de la humildad, porque estoy seguro de que con esa virtud todo se
tiene; porque quien ama es humilde.
Estas luces de Dios le hicieron descubrir un medio practico para
alcanzar esta virtud:
Meditando como ser humilde y amable, no encontre
mas medios que el guardar silencio, cuando me hicieran alguna reprensión
o me manifestaran disgusto, ya por mi culpa o sin ella; digo: guardar
silencio y no contestar luego, porque se piensa mejor lo que mejor
se debe decir; y hoy, pues, tome esa resolución.
b) La Abnegación
Las cartas de dirección espiritual que escribio a Nuestro
Padre Félix nos hablan de los grandes esfuerzos que tuvo que
realizar para adquirirla.
Desde Roma le escribia al P Félix: "Una vez mas ofrecí
a Nuestro Señor ser fiel y amarlo; mi proposito principal fue
NEGACION COMPLETA DE MI MISMO" El Hermano hacia consistir esta
«abnegación»
en la lucha contra sus propios defectos:
"Siempre luchando con tantos defectos y cierto que parece que
nada adelanto, pero no me desanimo:También practicaba la abnegacion
para lograr el cumplimiento fiel del reglamento; procuraba además
practicar muchas penitencias, cosa a la que ya era adicto aun antes
de entrar a la Congregación, y que despues siguio haciendo
con los debidos permisos dados por el Padre Félix: le pide
por ejemplo usar cilicios, tomar disciplinas y otras penitencias.
"Cuando tomo disciplina de sangre... -le escribía al P
Félix- me siento mas recogido: ¡si me permitiera que
durante el tiempo de Cuaresma lo hiciera todos los días! yo
necesito sufrimiento, destrucción; a ver si asi no me olvido
de mi Dios.
La abnegación de Alfonso le hacia soportar pacientemente lo
que se le presentaba. Buscaba pequeñas mortificaciones:
Ahora en este tiempo, ya que no me permiten ayunar,
me aplicare en algunas prácticas pequenas, pero que cuestan:
la principal ser una modestia de ojos perfecta, una caridad y amabilidad
para con todos muy grande, y así en todas las otras virtudes...
Lucharé siempre contra el yo, confiando en Jesús y María,
pues que de mi nada puedo.
Todo el tiempo que vivio en la Congregación, el Hermano lucho
por «negarse a si mismo»; su abnegación se transformo
en «buscar el sacrificio», en ser víctima con Jesús»,
cosa esta última que llego a ser como el tinte fundamental
de su espiritualidad de Hermano Coadjutor Misionero del Espíritu
Santo.
c) Las Virtudes Teologales
En la vida sobrenatural la luz que nos guia es la fe, la fuerza que
nos hace caminar es la esperanza, el ultimo movil que nos conduce
es la caridad. Cuando el Espíritu Santo quiere que una persona
viva intensamente una espiritualidad, le da especiales gracias para
que crezcan en ella las virtudes teologales y Ileguen a su maduréz.
Alfonso correspondio con generosidad a las gracias divinas, y el Padre
Félix orientando a su dirigido, le hacia ver que la practica
de las virtudes teologales era el «Camino
»
que debia seguir: "...su camino propio por encima
de todos las dificultades, es el de una confianza sin limites
a su Jesús, y creer siempre, firmemente, que EI esta
contento con su Hermano Alfonso. ¿Me cree?, ¿Me obedecera?...
Escribame siempre y pongame al corriente de su querida alma:"
(Lo subrayado esta así por mano del Padre Félix).
Por su parte, Alfonso procuraba ejercitar estas virtudes
teologales y era consciente de la importancia de las lecciones que recibia
del R Félix:
Tengo fe y se que Dios todo lo dispone para mayor bien de nuestras
almas si correspondemos con generosidad a su Santísima Voluntad;
yo espero hasta la fecha, ayudado de la gracia y por vuestras oraciones,
ser feel hasta mi último aliento en cumplir Ia con mucho
amor.
d) Las virtudes propias del Religioso, especialmente La Obediencia
Alfonso fue siempre dócil, pero al P Félix, ya electo
y reelecto Superior General en los dos Capitulos Generales de la Congregación
realizados durante su vida, el Hno. quiso escribirle las dos veces
sus (cartas de adhesión y obediencia»
: La primera desde Roma:
12 de junio de 1932... Padre mío, quiero
manifestarle como hijo fiel, aunque indigno, mi perfecta obediencia,
respeto y amor, que observaré siempre toda mi vida ayudado
con la gracia de Dios... procuraré guiarme por una manifestación
clara a mi Superior y seguir sus indicaciones con fidelidad.
Para el siguiente CapItulo General, le escribe desde; Celaya, Gto.
otra carta parecida.
Era también muy dócil con su Superior local, obedeciendolo
aun en los mas pequeños detalles. Le escribe al P Félix,
su Director, en una Navidad:
Anoche era mucho mi deseo de pasar el resto de
la noche acompanando al Ninito, pero mi Padre Superior no me lo permitio;
me fui tranquilo a dormir pues que esa fue la Voluntad del mismo Niñito,
pues siempre, al solicitar un permiso, primero le digo yo a Ia Sma.
Virgen o al Señor: 'Mira, yo deseo esto; si to quieres me lo
concederán y si no es to voluntad, iTu lo sabes!' y por eso,
cuando no me dan permiso, bien comprendo que aquella gracia no me
es concedida por no merecerla.
Esto no quería decir que no le costara trabajo la obediencia.
Años mas tarde le escribía otra vez al Padre Félix
sobre la obediencia a su superior: "Padre mío, LA DOCILIDAD
!que difícil es para nuestra naturaleza! En esta virtud cuanto
necesitamos de la fe, de ese Espíritu sin el que ninguno podrá
ser buen Religioso si no la tiene
Pero el Hermano no solamente trabajo en la obediencia, sino también
en las demas virtudes propias del religioso, como por ejemplo en la
pobreza, en la que se distinguio grandemente.
Lo expuesto hasta aqui acerca de la vida espiritual del Hermano Alfonso,
es solamente un resumen del rico material que se nos ofrece en su
correspondencia con el Padre Félix durante los 20 años
que paso bajo su direccion espiritual. Después de la muerte
de Nuestro Padre, el Hno. Alfonso, movido por el Espíritu Santo,
siguió en la misma línea de conducta, con constancia
admirable, alegria y fidelidad hasta su muerte, en tal forma que a
quienes lo tratamos nos parecia como lo mas normal en él, como
si nada le costara, dada la prontitud y facilidad con la que prácticaba
las virtudes.
|